Sala 770. 2021

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Como todos los símbolos patrios, el escudo del Perú fue imaginado, creado y dotado de sentido en los primeros años de declarada la independencia de nuestro territorio. En ese contexto fundacional, pero a la vez convulsionado, es que la república naciente comienza a generar el imaginario simbólico que encarnaría los ideales nacionales.

El primer escudo fue creado por el General Don José de San Martín en 1821 y la imagen central, a modo de metáfora sobre el nuevo territorio independizado, fue la de un sol naciente que se abría paso entre las montañas. Tres años después, una nueva discusión entre la élite política e intelectual, sintetizó una nueva idea en el emblema patrio; la del recurso como posibilidad, es así que la riqueza y la abundancia de la naturaleza local, se convirtió hasta el día de hoy en la punta de lanza de nuestra identidad.

¿En cuánto de ese imaginario visual nos vemos cobijados y representados hoy en día los peruanos y las peruanas?

A casi 200 años de la creación del primer emblema, las Escuderas de Liliana Ávalos nos tienden nuevos puentes sensibles con la identidad nacional. Cada una de las once historias contenidas como iconografía central del símbolo patrio, nos evoca una nación que se construye desde los márgenes, la diversidad y el desplazamiento.

Las once escuderas presentadas en esta exhibición, irrumpen e interpelan en sus términos culturales la narrativa de la iconografía oficial, se reapropian discursiva y visualmente del escudo; por un lado, colocando a las mujeres y sus protagonismos invisibilizados al centro del relato, y por otro, poniendo en valor la cultura, como el nuevo gran recurso del proyecto de nación.

Con esta serie, Liliana Avalos rinde homenaje a las mujeres migrantes, aquellas sobrevivientes de la dolorosa y enriquecedora transición del campo a la ciudad. Las escuderas aquí presentadas, no son ajenas a nosotras, son nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras caseras, nuestras heroínas y nuestras ancestras.

Escuderas, identidad y nación, es también una invitación a pensar en el reconocimiento e inclusión de las mujeres, en la construcción del imaginario simbólico nacional. Esta es sin duda, una deuda histórica que toca empezar a saldar, en especial de cara al bicentenario.

 

Karen Bernedo Morales

Curadora