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Sala Raúl Porras Barrenechea (Centro Cultural Ricardo Palma)  2013

Pensamiento Ruta Popular

Flower Power

Por Susana Torres

 

          Según la Real Academia de la Lengua Española, pensamiento es la capacidad de razonar, es la idea inicial o capital de una obra. Pero, desde otras perspectivas, el conjunto de estos pensamientos propios y diversos, su proliferación con capacidad de relación, orden y prioridad, es lo que compone la inteligencia.

          Pensamiento también es el nombre de una modesta y sencilla flor  que crece en la sierra peruana. Icónica a pesar de su simpleza –o tal vez por ello- la vemos reiterada  en bordados de mantos y en ropas tradicionales. En grupo se vuelven más bellas exaltándose las unas a las otras.  Combinadas por colores y texturas se transforman en los denominados “nomeolvides”.

          Y en pinturas naturales  que la cultura absorbe. Incluso en términos sociales, como sorprendentemente lo articula Liliana Ávalos desde el título mismo de esta exposición culminante. Pensamiento: Ruta popular. 

          Rutas culturales tanto como políticas, articuladas por la alusión floral. La artista nos conduce desde la abundancia de su reproducción icónica y desde el aparente desorden de la calle por los caminos de una estética en transito de transformación. Y organización.

          Un arte pop trabajado desde la domesticidad, y al mismo tiempo desde lo popular emergente. Entrecruzamientos en los que la  mujer de las periferias limeñas es el hilo conductor. La vendedora  ambulante que transforma la calle en su hogar y es a su vez  transformada por estas obras en heroína patria. O santa patronal. Trabajadoras que aquí se retratan, una y otra vez, mediante la técnica repetitiva de la serigrafía, con resultados luego intervenidos para diferenciar cada pieza por materiales, colores, detalles. Incluso por la naturaleza diversa de las costuras o bordados típicos de nuestra serranía.

          Se nos exige así una mirada otra sobre estas amas de casas callejeras. Aunque las obras son individuales, su poder verdadero brota de su contemplación conjunta, como a una colectividad social. Ávalos rescata la perseverancia y belleza de estos modernos sujetos populares comparándolos con las flores. Una y  otra vez las coloca como imágenes centrales de lo que finalmente será un batallón multicolor, luchador, entre el caos limeño  y los  desconciertos del cotidiano. Un ejercito de rabonas de barrio.

           No es casual que sus imágenes estén  a veces enmarcadas con un símbolo patrio. El otrora masculino escudo nacional se fusiona con pétalos serranos pareciendo un escapulario. De lo militar a lo floral. El escudo mismo se feminiza tornándose suave y  mullido. Lo acolchado como lo pujante.

          Como los volúmenes cosidos, representando utensilios del hogar fuera de su contexto habitual: cuchillos, sillas, teteras. Utensilios blandos que son armas y herramientas para construir y reconstruir el hogar y el trabajo, desde cualquier espacio y circunstancia. Para reinventarnos una y otra vez desde una precariedad asumida. Lo popular y aún lo provinciano que cada día se transforma para otorgarle sentido  a su propio caos.

          Ávalos combina así diversos pensamientos. Para articular una inteligencia superior. Flower power. 

Escudo II

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Escudo IV

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Escudo I

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Escudo III

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Escudo IV

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