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Galería Fundación Euroidiomas 2012

No se Gana pero se Goza

No se Gana, pero ¿se Goza?

Por Victoria Guerrero Peirano

Escritora.

 

          Liliana Ávalos es una artista plástica egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes. He seguido su trayectoria y admirado la perseverancia de un proyecto que apuesta por la vida cotidiana y lo doméstico.  Así, desde una sensibilidad y un posicionamiento estético y político de lo que se ha considerado por siempre como el espacio “privado”, Ávalos empezó a realizar serigrafías de aparatos domésticos, de esos que “ayuda a mamá”,  visibilizando un espacio en el que crecemos: entre la ternura y la rudeza.

          Desde su posición de artista plástica, ella recompone su mundo privado al hacer más amable el encierro y las horas de trabajo que suponen ser un ama de casa, cuya labor no se mide a través de una tarjeta horaria. El hastío que produce el trabajo invisibilizado del ama de casa (unas veces santificado, otras desvalorado socialmente) se refleja en la metonimia de los objetos domésticos convertidos en objetos de arte. De este modo, una aspiradora o una plancha salen de la cas e ingresan a la galería para afirmar ese lado de la economía que permite que el sistema funcione.

          Pero el mundo de Liliana se ha ido ampliando: los objetos y los soportes se salieron del marco de la serigrafía o el óleo para dar paso a las esculturas blandas, objetos hechos en tela de costal o plástico rugoso (como los escudos o la instalación Papa Arariwa, entre otras), objetos confortables que hacen de este mundo u lugar mucho más soportable y vivible. ¿Cómo lo blando y lo áspero se sugieren juntos? Quizá sea este oxímoron la única manera que ha encontrado la artista para poder sobrevivir a la inseguridad económica y al vaivén de la calle en nuestro país-hogar, siempre afecto al cambio, a la injusticia y a la agresividad de las instituciones y de la gente de a pie.

          No obstante, la vida del ama de casa le toma el pulso a la situación económica a través de la transacción de alimentos, vestidos y facturas por pagar. La calle no ha estado exenta de la mirada de la artista: ya la ha fotografiado antes como en las Caseritas de Valdivieso. Así, en “No se gana, pero se goza”, Liliana explora otra vez ese camino y privilegia al sujeto de la calle. Jugando con los tonos chicha propios del lugar en el que vive (el Cono norte), Lili busca suavizar la rudeza del trabajo en la calle, pero también evidenciar el proceso a través del color, el punto en el que el artista se siente medianamente satisfecho con su producto final. Esta exposición usa fotografías que a su paso por la calle toma Lili y que luego son intervenidas a través de la serigrafía u otras técnicas, y cuya finalidad es mostrar la otra cara del hogar, su extensión, el mercado de caseritas y caseritos. De esta manera, la artista recupera lo manual a través de la sobrevivencia de los otros, que es también su propia sobrevivencia: el cantante, el pintor, el vendedor de caldo de mote, entre otros, se dan cita en esta nueva propuesta.  Ella los visita día a día a través de su trabajo como ama de casa y como documentalista de su propia vida. Se arte radica en recuperar la labor de las manos del propio artista  en las manos del otro y en imponer algo de ternura en la rudeza de una vida sobrevivida a pulso.

No se gana pero se goza

Por César Ramos Aldana.

Curador independiente.

 

          La joven artista Liliana Avalos, egresada de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes viene librando una lucha personal por crear desde su cotidianidad un lenguaje que le permita sustentar un discurso artístico donde habite lo nacional centrado en aquellos temas domésticos que la desbordan y la colman.

          Una forma que ha encontrado la artista para expiar sus tensiones y aplacar sus iras ha sido apropiarse de sus limites y confines a través de su trabajo pictórico. El imaginario que ella reivindica aflora en cada uno de los objetos que ha desarrollado: mullidos y apachurrables, no como representación de aquel confort que ofrece el rostro de plazos perentorios y en cómodas cuotas mensuales, sino en el disfrute trágico de la jaula de oro que se torna, en su discurso plástico, expresión de rebeldía lozana, juguetona e irónica al expropiarle al capital las enrevesadas formas de la alienación.

          He aquí donde Avalos fortalece su visión.  Esta nueva exposición individual nos ofrece un insólito recorrido en  los agrestes contornos de su día a día. En la apropiación de sus  disgustos  y sin sabores frente a esa comodidad pretendida y soñada, símbolo medible del gran logro clase mediero a la que aspira toda familia que se respete, con empuje y pretensiones.

          Sin embargo, son otras  la regla que erige la artista para evidenciar los códigos reelaborados por las familias provincianas en pos de su conquista de la ciudad, las razones que las empelen a labrarse un lugar bajo el sol sin claudicar en el intento. Ellas no solo  pretenden ubicarse en el consumo y el confort prometido, en realidad aspiran a  incorporarse  al proceso productivo como forma de ganarse los afectos que la rutina distancia en labores exentas de pasión transformadas en solo necedad. Aquí las obras expuestas nos confrontan a ese otro cotidiano donde lo que ves es lo que  hay, donde los flujos  reales circulan  por debajo de lo evidente. Es por ello que la artista no duda en apoyarse de su cámara fotográfica para captar los intrincados códigos que median los intercambios de productos que se suscitan en los mercados de su entorno.

          Sus escenas fotografiadas, pintadas o serigrafiadas, se componen de una manera  fácil de entender, su arte representa aquel mundo de las cosas reconocibles, aquellas que le atraen a las masas, escenas de la ciudad llenas  de color y movimiento, aquel que sustenta el tipo de arte no académico y que es paralelamente popular porque se sirve de temas cotidianos relacionados directamente con la exaltación de lo sencillo y común. Mas que  documentar la realidad hay una tensión entre la aparente concentración y las fuerzas inherentes del mercado. Así  la expresión o el clamor del vendedor: no se gana pero se goza trasmuta en su grito de batalla. Aceptar lo evidente para apropiarse del usufructo de las bondades de la vida urbana casera y doméstica de una madre de clase no pudiente es justamente su predicamento y también, su virtud.

No se gana pero se goza

Serigrafía sobre papel de algodón.

35x50cm

No_Se_Gana_Pero_Se_Goza._Serigrafìa_50

Globos para Angel

Grabado Giclee

50x35cm

8.  Globos para Angel.jpg

En el Rapido II

Grabado Giclee

50x53cm

7._En_el_ràpido_I.jpg

Carrito dulcero

Grabado Giclee

50x35cm

9. Carrito dulcero.jpg

Temerarios

Grabado Giclee

50x35cm

1. Temerarios.jpg

Asiento de combi

Escultura blanda

Serigrafía sobre Charolín

En_el_rápido-_asiento_de_combi_120x120

No se gana pero se goza

Escultura blanda

Serigrafía sobre tela

escudo No se gana pero se goza en baja.j
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